Soy. Soy oscuridad. Soy caos. Sí.
Y tú, eres la luz, mi luz. Mi “ya no tengo miedo”. Mi casualidad, causalidad, mi destino.
Vas llenando mis vacíos, mi vida y mis sueños. Vas llenándome de ti.
Por ti, soy mi mejor versión, para ti. Soy. Te creo, contigo soy.
Mi sonrisa no deja de buscarte para sonreír una vez más. Sonreírte. Sobrevivir.
Mis ojos se funden con los tuyos, y el gris pasa a ser azul.
No me hables de cordura, que mi locura no tiene remedio. Pero que me encierren en tus brazos cien años más. Que ahí me quedo. Y que le den a la razón.
Sin rumbo me pierdo en ti, y encuentro un norte. Mi norte. Y navego por tus piernas, surcando cada curva de tu cuerpo, besando cada herida, poniendo nombre a tu cicatriz. O sea, mi cicatriz.
No me sueltes. Que yo no te suelto.
Sigamos siendo.
